6/3/07
Vergüenza!
Noticia sacada de ABC.es (http://www.abc.es/20070306/nacional-terrorismo/estoy-feliz-relato-juana_200703060244.html)
José Ignacio de Juana Chaos, uno de los mayores asesinos en serie de ETA con sus 25 víctimas mortales -hubieran sido más si la Policía no hubiera neutralizado su carrera criminal en enero de 1987-, descubrió la vocación de «escritor» cuando redimía su milenaria pena en la prisión de Melilla. Desde el módulo de aislamiento de este centro penitenciario, De Juana se dedicó a escupir en sus panfletos todo el instinto criminal que fue capaz de acumular durante su etapa de pistolero. Ni un atisbo de autocrítica y, mucho menos, ni un amago de arrepentimiento. Y, pese a ello, el terrorista, día a día, redimía penas por «buen comportamiento» y por sus «inquietudes intelectuales», según Instituciones Penitenciarias, en su afán de acortar su estancia en la cárcel. Algo que la banda no lo había logrado con los planes de fuga que había diseñado, abortados por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
El 6 de mayo de 1998, ETA asesinó de dos tiros en la cabeza al concejal de UPN en Pamplona Tomás Caballero. El mismo día, De Juana, que no pudo esperar 24 horas para descargar su odio, dirigía una instancia al subdirector de la cárcel. El asesino en serie se autoproclamaba en el apartado destinado a «datos personales del interno» como «preso político vasco».
El «menú» del terrorista
«Con motivo de la jubilación forzoza del franquista antivasco Tomás Caballlero Pastor y como celebración extraordinaria, solicito se me proporcione por demandadero: una botella de champán (francés) -por aquellas fechas ETA hacía llamamientos a sus simpatizantes para que boicotearan los productos del vecino país-, una tarta y un kilo de langostinos». Así se expresaba el miserable, que ahora, en cambio, ha pretendido despertar sensibilidades y razones humanitarias con su huelga de hambre para regresar a casa.
De Juana lanzaba en la instancia la consigna «¡euskal presoak, Euskal Herria!» (presos vascos al País Vasco). Entonces, el pistolero del «comando Madrid» era más solidario que ahora con sus compañeros del «colectivo de presos políticos». Ahora, el lema «euskal presoak, Euskal Herria» lo ha cambiado por el de «Iñaki etxerat» (Iñaki a casa).
En la instancia escribió también una indicación dirigida al funcionario que debía entregarla al subdirector: «Corre!, corre! vete a entregarle la instancia al periódico ABC, que yo estoy feliz». El pistolero del «comando Madrid» no quedaba satisfecho con profanar la memoria de sus víctimas. Quería que se supiera.
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